¿QUÉ HISTORIAS NARRA LA GENTE DEL CARIBE?

Por Liannys Badillo Acosta
El Caribe Colombiano
ha encontrado en la realización audiovisual una forma de no esconder sus
raíces, de relucir los rostros de sus antepasados y de mostrar la magia de
respirar todos los días un aire que huele a mar. De esta manera, se logra
consolidar todo el encantamiento propio de sus lugares y de su gente. La
relación con lo audiovisual se arraiga desde la llegada de la fotografía y el
cine; personajes como Leo Matiz, Jaime Muvdi, permitieron que el proceso se
acelerara en la década del siglo XX, difundiendo el movimiento de expresión
visual y audiovisual. En 1914 se realiza el primer documental
filmado en Colombia, por el Italiano Floro Manco, congelando momentos claves
del carnaval de Barranquilla. (Itriarte, Miranda; Uso del Audiovisual en el
caribe Colombiano) La histografía del cine en Colombia da cuenta de numerosos
hitos ubicados en el caribe Colombiano desde los primeros documentales de los
años veinte hasta los llamados años gloriosos setenta.
¿Qué historias narra
la gente del Caribe?
Este es el interrogante que rondaba en mi
cabeza desde hace un par de años, me arriesgué a preguntarles a algunos cineastas, muchas de las personas
respondían: -la gente del caribe se unifica y las propuestas son muy
costumbristas, ideológicas, con una identidad definida, que por razones lógicas
hacen únicas a las cintas-.
Cuenta Gabriel Bocanegra (Sonidista) que
a mediados del 83, el cine en la región seguía siendo más de promesas e
intenciones, que a pesar de la riqueza cultural, narrativa y de las
posibilidades visuales con que se contaban, no se encontraba la forma que
enganchara al público, sumándole a los pocos recursos y el gran valor de los
equipos.
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Álvaro Serje (Director
y productor), Pacho Bottia (Cineasta y Director de programa de la U. del
Magdalena), comparten un punto de vista: “el caribe está pasando por un momento
interesante, es evidente que la gente del Caribe deja intrínsecos en sus
trabajos, la vida y su cotidianidad, influenciado por el costumbrismo de García
Márquez, la contemplación de sus paisajes, la oralidad y la diversidad de
culturas, el Carnaval y su colorido; otra tendencia, es la de retratar la
cultura indígena, como se ve en los viajes del viento (Ciro Guerra).
Hoy, la emergente y re-naciente
cinematografía del Caribe está pasando por un momento interesante. Luego de las
películas: Langosta Azul (Álvaro Cepeda 1954), La boda del Acordeonista (Pacho
Bottia 1986), Juana tenía el cabello de oro (2007), entre otras, hubo una pausa
muy extensa y ese resurgir que es característico ha sido en su mayoría gracias
a la inquietud de muchos realizadores por crear producciones cinematográficas,
a la reciente ley de cine, a las diversas escuelas que no le apuestan
directamente a la cinematografía, sino que se unen con sus carreras afines a
potencializar este movimiento artístico.
Es bueno resaltar, a quienes en algún
momento de sus vidas salieron a capacitarse a otros países y trajeron consigo
conceptos, técnicas y herramientas, y que no solo se quedaron con lo aprendido,
sino que tuvieron el coraje de divulgar y compartir sus conocimientos; afirmo
lo anterior, porque muchos de mis maestro, que aunque no tienen el título que
los cataloga como docentes universitarios, asumieron el reto de enseñar bajo
sus criterios y que hoy por hoy, gracias a ellos, se han creado muchas de las
academias de cine del país, proporcionando solidez a este movimiento artístico
controversial.
Un presente continúo con muchos avances
palpables cuantificados en estos últimos dos años; un proceso largo, difícil.
Que va desde la exploración del contexto de la historia a rodar, encontrar las
técnicas pertinentes para aplicarlas, buscar los recursos para la producción,
tocar puertas, el proceso de post-producción, hasta ver lo que fue una idea en
una realidad palpable.
Antaño, era una cosa irrisoria hacer una
película en el Caribe. No obstante, en el 2013 se realizaron más de 4 largometrajes
hechos y rodados en el caribe colombiano, entre ellos podemos destacar a: Lejos
del mundo (Gerardo Herrero) rodada en Cartagena, El Faro (Pacho Bottia),
Cazando Luciérnagas y Ruido Rosa (Roberto Flores); resultados del proceso
evolutivo, lleno de obstáculos, y se enmarca hasta este punto el gran avance
que se ha tenido en la región, y es válido afirmar: ¡Algo bueno está pasando en
el Caribe!
Los realizadores audiovisuales del
Caribe (jóvenes tanto de edad como de espíritu) han llevado sus ideales a la
gran pantalla. El cine desde su creación ha sido objeto de estudio, eran
contadas las escuelas colombianas especializadas en Cine y Medios audiovisuales.
El gran potencial de los realizadores se divisa en los buenos trabajos
realizados que han sido ganadores de numerosos premios en convocatorias,
festivales de talla nacional e internacional, la lista inmensa de creaciones crece
con el paso de los tiempos. Pero hasta allí no queda todo, en las demás
ciudades de la costa se está auspiciando el desarrollo de concebir, producir y
realizar cine, videos y nuevas tecnologías de la imagen en movimiento; por
parte de entidades públicas y entidades privadas; como, por ejemplo, en
Barranquilla: la Escuela Distrital de Artes, la Universidad del Atlántico, y en
la ciudad de Santa Marta: la Universidad del Magdalena, entre otras. Estos
espacios de estudio permiten el fortaleciendo del desarrollo audiovisual en el
Caribe.
Por otro lado, no es en vano la creación
de festivales de cine en la Región, primeramente el festival más grande de
Latinoamérica FICCI en su versión 56; en Barranquilla el FICBAQ en su cuarta
versión, el Salón Internacional del Autor Audiovisual, F. de Cine Creative
Commons; en Santa Marta el F. Internacional de Cine del Cine del Caribe, F.
Internacional Cine al Mar, Festival de Cine del Sinú, entre otros ; se
convierten en la ventana para la exposición de proyectos locales e
internacionales; y son evidencias palpables para la promoción del cine y la
cultura.
Y no hay que pasar por alto la apertura
de una sede de Congo Film en Barranquilla; la casa de alquiler de equipos más
grande de Colombia, este hecho dice mucho y no es vano, cada vez se ven venir
proyectos más interesantes en la Costa.
El cine ha domado los corazones de
muchos y es evidente el gran auge que ha adquirido se hace evidente tanto
en los buenos trabajos realizados por realizadores de la región, como la
distribución y los espacios que se han abierto, un arte que no solo reúne a los
aficionados sino que integra a toda la población, sin denigrar a nadie.
La gente del Caribe, escribe y realiza
proyectos basados en las historias de la región, dejando de lado la necesidad
de tomar narraciones de otros lugares.