LA LOCA MARGARITA (CULTURA BOGOTANA)


Muy seguramente usted quien lee esto, no habrá escuchado nunca de una mujer llamada Margarita Villaquira Aya y menos aún si se trata de una mujer que habitaba las calles de la candelaria (Bogota - Colombia) en los años 20 y 40 quien es recordada con cariño como LA LOCA MARGARITA una de los cuatro locos más recordados de Bogota junto con Pomponio, el Negro Chivas y el Bobo del Tranvía los cuales deambularon por las calles del centro de la capital colombiana muchos años atrás, antes que usted y yo naciéramos, incluso antes que nuestros padres nacieran.

Se presume que nació Fusagasugá en 1860 –No existen datos exactos ya que no tuvimos como corroborar la partida de bautizo y en Colombia se creó la registraduría general de la nación en 1948 ocho años después de que Margarita muriera- Allí mismo en Fusagasugá Margarita era maestra de escuela en su juventud y vivía junto con su hijo Miguel Gutierrez y su esposo el suboficial Nemesio Gutiérrez.

Llega el año 1899 a portas del siglo XIX y como algo que no se borra y pareciera que llevamos innato en nuestra existencia en Colombia, se inicia la guerra de los mil días y es para esta guerra que es llamado el esposo de Margarita para hacer parte de las filas del ejército durante los dos años, ya en 1902 a punto de terminar la guerra Margarita recibe una carta del General Rafael Uribe Uribe la cual le indicaba que su esposo había muerto y días después de esta noticia y como si fuesen tiempos actuales Miguel su hijo es fusilado en la plaza pública por órdenes del General Conservador Aristidez Fernandez y prácticamente lo vio morir en sus brazos.

Mientras en cuestiones políticas el país se destruía (y aun se destruye) por la pérdida del canal de Panamá

El municipio de Honda es consumido por un feroz incendio y en Antioquia quebraban seis bancos, Margarita emprende su viaje hacia Bogota para enterrar a su hijo en el cementerio central y realizar el novenario, pero posterior a esto decide quedarse a vivir en la candelaria en la calle 4 en una casa heredada de su esposo, todos los días visitaba la tumba de su hijo y resaba el santo rosario, y tambien alternaba su tiempo realizando obras de caridad con prostitutas, habitantes de la calle y drogadictos , a quienes daba comida y dejaba entrar a su casa para que se bañaran y luego recibieran clases de alfabetización.

Radicada ya en Bogota logro hacerse paso en esta sociedad capitalina que desde siempre ha sido elitista, por su conocimiento y cultura logro darse a conocer y ser una mujer respetada tanto asi que logro estar en la misma mesa y establecer relaciones con las esposas de los líderes del partido liberal de la época y tener el reconocimiento como activista liberal por parte del General Rafael Uribe (Único Senador Liberal de la época).

Margarita, siempre muy hermosa, de cabello rubio ensortijado, con una diadema de girasoles en su cabeza. Tenía un cutis rosado, manos como de pianista, vestida toda de blanco, sombrero con cinta verde, gargantilla, falda ancha, cinturón verde, una túnica que la cubría hasta los tobillos y usaba además unas sandalias grandes, y siempre que pasaba por la plaza de Bolívar entonaba lo más fuerte posible ¡Que viva el Partido Liberal!, pero para el año de 1914 esto empezaría a cambiar el 14 de octubre de este año es asesinado con hachas el General Rafael Uribe Uribe a un costado de capitolio nacional donde ella intento ayudar a su líder político pero nada pudo hacer y su vestido blanco se torno rojo por la sangre del general, desde ese día no volvió a vestir de blanco: ahora lucía todos los días batas de zaraza roja y andaba descalza –a pesar de tener una amplia colección de zapatos rojos que le habían obsequiado –. Señalaba que desde esa turbia tarde sus ropas estaban manchadas con la sangre del general y que, por ello, siempre vestía así.

Al pasar el tiempo Margarita, se separó de sus actividades habituales y emprendió una lucha en busca de la verdad ¿Cuál verdad? Supongo yo, la verdad de la muerte de su esposo, de la muerte de su hijo, de la muerte de su líder político porque como cosa rara y como siempre ha sucedido –Los culpables políticos, nunca son culpables- asi transcurren sus días hasta el 7 de Julio de 1929 dia en el que Margarita después de su rutina de baño en las aguas del chorro de Quevedo –Cuando tenía agua- se dirigía hacia la plaza de bolívar y termina en la mitad de una manifestación la cual se dice que el partido conservador llamo –La Caceria de los Pichones Liberales- y ve como es fusilado un estudiante lo cual inmediatamente trae el recuerdo de la muerte de su hijo y le causa el irreparable extravió mental.

Para el año de 1930 ya no era conocida como Doña Margarita sino como La Loca Margarita, se volvió incrédula. Tanto así, que desconfiaba de los sacerdotes, de los habitantes de la calle y hasta de las monjas. Ya no iba a su casa, ni volvió a entrar a las iglesias, ni tampoco al cementerio. Margarita visitaba el Capitolio Nacional, la Plaza de Bolívar y hasta el Colegio Mayor de San Bartolomé y exclamaba ¡Que viva el Partido Liberal! Y gritaba con más fuerza ¡Abajo el Partido Conservador! Y criticaba fuertemente a los curas por “santurrones” y a las monjas por “mojigatas”, pero nunca perdió su vocación de maestra y decía que había que enseñarle a leer y escribir a toda la gente. Cuando los niños y niñas se le acercaban o pasaban por su lado, ella sacaba la cartilla “la alegría de leer” y se las mostraba. En 1932 “el chivas” se convirtió en su compañero de locuras -literalmente- siempre se les veía llegar a frente del reloj –Lo que hoy es la Biblioteca Luis Angel Arango- a las cinco de la tarde donde emprendían su marcha calles arriba rumbo al chorro de Quevedo a los bares y cafes donde era común verla comprando chicha rodeada de poetas y caricaturistas.

Cuando Margarita ya ascendía a la edad de setenta y cinco años y aunque es casi imposible de creer participo y fue casi imprescindible en la campaña que convirtió a Eduardo Santos en presidente de la república en el año 1938. Para esta época aquejada por una extraña enfermedad y también por su edad, estuvo hospitalizada y para sorpresa de muchos quien cuido de ella durante sus últimos cuatro años fue la primera dama de la nación Lorencita Villegas quien siempre autorizaba el ingreso de “El Chivas” a la clínica ya que por su apariencia no le permitían el ingreso, para los primeros dias del Año 1942 ya Margarita tenia 82 años y falleció. El partido Liberal, agradecidos por su incondicional apoyo, costearon todos sus gastos funerarios y su entierro, oficiado en el Cementerio Central en una tarde lluviosa. Su amigo incondicional, “el Chivas”, se despidió de ella hasta que fue la hora de cierre del camposanto.

Por muchos años, los martes y los viernes su tumba estuvo decorada con flores tan rojas como el color de su partido y de sus vestiduras, y muestras de afecto y admiración estuvieron presentes; se habla incluso de un verso que le compuso el poeta Porfirio Barba Jacob: Era una llama al viento.

Por: 
Alexander Obregon Moreno
alexander.obregon@revistaurbana.net

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